El barrio de Los Balleneros constituye lo que originalmente era el núcleo primitivo de la villa.

Desde el siglo XVI al XVII, la caza de ballenas, junto a la abundancia de la pesca, hizo vivir a Llastres años de esplendor. De las ballenas capturadas se obtenían grandes beneficios, principalmente grasa que se utilizaba para el alumbrado, aunque de ellas se aprovechaba todo. En la actualidad, en las bodegas de numerosas casas aún se conservan vertebras transformadas en asientos y costillas reforzando tabiques.