En este punto se cree que se localizaba la antigua Casa de Las Ballenas de Llastres.
Este edificio existió hasta principios del siglo XVIII y su función era la obtención y tratamiento de la grasa de estos animales. Los pescadores de Llastres cazaban las ballenas aprovechando su paso cercano a la costa a partir de los meses de octubre y noviembre. Una vez que le daban muerte, las arrastraban hasta la playa de El Escanu, donde las descuartizaban en pedazos. Los trozos se subían hasta la Casa de Las Ballenas con la colaboración de toda la gente del pueblo, por un primitivo sendero donde posteriormente se instalaron las escaleras de la Fábrica de Mercedes. Aquí se convertía la grasa en saín, el aceite que se utilizaba para alumbrar las casas y capillas de Llastres. Esta casa ballenera nunca llegó a tener la importancia que tuvieron en otros puertos asturianos como la de Luarca, Gijón o Candás.