Estas grandes paredes verticales tienen tienen una altura de más de cien metros y sobre ellas rompe furioso el mar Cantábrico.
Constituye un mirador natural desde el que se tienen unas vistas increibles, alcanzando desde la Punta de Tazones hasta gran parte de la costa oriental asturiana.
Bajo estos acantilados se encuentra uno de los tres yacimientos de icnitas que se localizan en la costa de Colunga. Para acceder a él, debemos tomar un camino a la izquierda que sale unos 650 metros antes de llegar al faro, y que nos conduce a la base del acantilado.
Para visitarlo es recomendable ir con un guía, ya que estas huellas son difíciles de encontrar, incluso una vez llegado al lugar donde están.